La nueva amenaza a la fotovoltaica y al medioamebiente. Los megavatios que hay bajo tierra. El FRACKING¡¡¡
En el Parlamento de
Cantabria se acaba de aprobar una ley que prohíbe el uso de la tecnología de la
fractura hidráulica (más conocida comofracking) para extraer gas no
convencional del subsuelo.
Fuente: Inerxia
Varapalo para el sector del shale gas o no convencional y alivio y en algunos casos alegría para el de las energíasrenovables, que, con independencia de los riesgos ambientales y sanitarios que achacan al fracking y el problema de la internalización de estos costes, ven a esta tecnología como competidora en un mix energético donde en ocasiones sobran megavatios. Las paradas, cada vez más recurrentes, de centrales eólicas y de ciclo combinado con gas, y la reciente y puntual de las nucleares así lo demuestran.
Pero conviene aclarar
que sobran megavatios (eléctricos y térmicos) dentro de una combinación donde
aún pesan mucho los combustibles fósiles, abocados a su sustitución por otros
más limpios. “El shale gas y el gas natural son la alternativa
más limpia dentro de los combustibles fósiles en la transición hacia un modelo
energético con mayor peso de las renovables”. Así lo expresa Mónica V.
Cristina, portavoz de la plataforma Shale Gas España. Sin embargo, hace unos
días, Franz Fehrenbach, presidente de la multinacional Bosch, achacaba el cierre de su línea de fabricación de
paneles fotovoltaicos, entre otros motivos, a la interferencia del fracking.
Desde la Asociación
Empresarial Eólica (AEE) avisan de que si el modelo de desarrollo se fija en el
del Reino Unido, con claros incentivos para la extracción de gas, “es evidente
que se reducirá la capacidad de incentivar otras tecnologías”.
Heikki Willstedt,
director de Políticas Energéticas de la AEE, opina que “si el capital se desvía
del camino hacia otro modelo energético donde cada vez haya más renovables,
estaremos dando un paso atrás porque, al fin y al cabo, das señales de que hay
que seguir invirtiendo en combustibles fósiles”.
En el Reino Unido, uno
de los políticos conservadores más influyentes, George Osborne, critica
abiertamente el exceso de subsidios a las renovables y no duda en demandarlos
para potenciar la fractura hidráulica. Su país es uno de los que de
forma más abierta ha apostado por el gas no convencional.
En España, José Donoso,
director general de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), añade que “si de
verdad hay recursos de shale gas que pueden afectar al precio
del mercado eléctrico, se retrasará la competitividad de la tecnología
fotovoltaica en relación con el mercado mayorista”.
Recuerda que “en la
actualidad hay más de 38.000 MW fotovoltaicos en proyectos de grandes plantas
que aspiran a vender su energía en ese mercado y su entrada en operación se
vería retrasada”.
En Shale Gas España
afirman que en el país con mayor desarrollo de esta tecnología, Estados Unidos,
su evolución va a la par que el de las renovables, aunque el presidente de
Bosch insista en que, con independencia de que la fotovoltaica se encuentre en
un momento de transición, “las tecnologías energéticas más eficientes y limpias
se sienten presionadas por el impulso dado al fracking”.
Mónica V. Cristina
desmiente que en España se vayan a acoger a este tipo de exenciones o
subvenciones. “Todo lo contrario, se pagarán impuestos para la extracción de
hidrocarburos y se abonarán los arrendamientos de terrenos; hablamos de
empresas que con sus fondos de inversiones privados invertirán sin sobrecargar
el presupuesto del país”, afirma. El sector renovable alega que esto se hará
con tecnologías y productos químicos de compañías extranjeras, a lo que
Cristina contesta que “si se confirma la prohibición en Cantabria, se perderán
cien millones de euros de inversión y el desarrollo de manufactureras de la
zona relacionadas con el empleo de hormigón, arena, transportes y tratamiento
de agua”.
Dentro del amplio
abanico renovable, otro sector que clama contra la irrupción del fracking es
el de la biomasa. Sin salir de los beneficios sociales y económicos que
reportan las distintas tecnologías, el sector pone sobre la mesa continuamente
el dato de la creación de empleo. La Asociación Española de Valorización
Energética de la Biomasa (Avebiom) afirma que “la bioenergía crea 135 empleos
por cada 10.000 habitantes, frente a los nueve atribuibles al gasóleo y el gas natural”. Además, ponen el ejemplo de
Austria, un país que ha reducido su dependencia del gas ruso, y más tras las
amenazas de cortes de suministro, con la apuesta por la instalación masiva de
calderas en sus hogares y otros edificios que consumen biomasa propia.
Fuente: El Pais y Nature.
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